Norbert Wiener
En
cierta ocasión, la
familia Wiener decidió mudarse de casa. Conociendo su
esposa al bueno de Norbert, no dudó en recordarle a su marido durante muchos
días que la mudanza estaba próxima.
Cuando llegó el día en
que cambiaban de casa, la esposa volvió a recordarle que esa tarde, de vuelta
del trabajo tenía que ir a la casa nueva. Para que no se equivocara, le
apuntó la dirección nueva con el número de autobús que debía coger en un
papelito que Wiener se guardó en la chaqueta.
Como era de prever,
nuestro protagonista usó
el papelito para apuntar algún resultado matemático, y lo dejó
en su despacho. Tras la jornada de trabajo, cogió el mismo autobús que cada
día, y llegó a la misma casa que cada día, encontrándola vacía.
En ese momento, recordó que esa ya no era su casa y que ahora no sabía llegar a la nueva.
Salió a la calle, y le preguntó
a la primera persona que vio, que era una niña:
Hola, ¿tú
sabes dónde vivo? Es que mi familia se ha mudado y ahora
no sé cuál es mi casa.
A lo que responde la niña: Vamos papá, me ha mandado mamá a buscarte porque sabía que te perderías.
En
cierta ocasión, la
familia Wiener decidió mudarse de casa. Conociendo su
esposa al bueno de Norbert, no dudó en recordarle a su marido durante muchos
días que la mudanza estaba próxima.
Cuando llegó el día en
que cambiaban de casa, la esposa volvió a recordarle que esa tarde, de vuelta
del trabajo tenía que ir a la casa nueva. Para que no se equivocara, le
apuntó la dirección nueva con el número de autobús que debía coger en un
papelito que Wiener se guardó en la chaqueta.
Como era de prever,
nuestro protagonista usó
el papelito para apuntar algún resultado matemático, y lo dejó
en su despacho. Tras la jornada de trabajo, cogió el mismo autobús que cada
día, y llegó a la misma casa que cada día, encontrándola vacía.
En ese momento, recordó que esa ya no era su casa y que ahora no sabía llegar a la nueva.
Salió a la calle, y le preguntó
a la primera persona que vio, que era una niña:
Hola, ¿tú
sabes dónde vivo? Es que mi familia se ha mudado y ahora
no sé cuál es mi casa.
A lo que responde la niña: Vamos papá, me ha mandado mamá a buscarte porque sabía que te perderías.
En otra ocasión, Wiener estaba en una discusión sobre un resultado matemático. Al acabar, preguntó a una de sus alumnas “Señorita, dígame si yo venía de la izquierda o de la derecha”. Tras señalar la alumna el camino por donde había venido, Wiener dijo “Vale, entonces iba a cenar”
¡Sin duda es el matemático más despistado de la historia!
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